jueves, 10 de septiembre de 2015

    Vienes a mí, te acercas y te anuncias
    con tan leve rumor, que mi reposo
    no turbas, y es un canto milagroso
    cada una de las frases que pronuncias.
    ...
    Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas,
    y hay al mirarnos atracción tan fuerte,
    que lo olvidamos todo, vida y muerte,
    suspensos en la luz de tus pupilas.
    Y en mi vida penetras y te siento
    tan cerca de mi propio pensamiento
    y hay en la posesión tan honda calma,
    que interrogo al misterio en que me abismo
    si somos dos reflejos de un ser mismo,
    la doble encarnación de una sola alma.
    Autor del poema: Enrique González Mar

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