Entre el trino del pájaro
y el son grave del agua.
El trino se tenía
en la frágil garganta;
la garganta en un bulto...
de plumas, en la rama;
y la rama en el aire,
y el aire, en cielo, en nada.
El agua iba rompiéndose
entre piedras. Quebrado
su fluir misterioso
en los guijos, clavada
a su lecho, apoyada
en la tierra, tocándola
lloraba
de tener que tocarla.
Tu vacilaste: era
la luz de la mañana.
Y yo, entre los dos cantos,
tu elección aguardaba.
¿Qué irías a escoger,
entre el trino del pájaro,
fugitivo capricho,
—escaparse, volarse—,
o los destinos fieles,
hacia su mar, del agua?
Pedro Salinas
y el son grave del agua.
El trino se tenía
en la frágil garganta;
la garganta en un bulto...
de plumas, en la rama;
y la rama en el aire,
y el aire, en cielo, en nada.
El agua iba rompiéndose
entre piedras. Quebrado
su fluir misterioso
en los guijos, clavada
a su lecho, apoyada
en la tierra, tocándola
lloraba
de tener que tocarla.
Tu vacilaste: era
la luz de la mañana.
Y yo, entre los dos cantos,
tu elección aguardaba.
¿Qué irías a escoger,
entre el trino del pájaro,
fugitivo capricho,
—escaparse, volarse—,
o los destinos fieles,
hacia su mar, del agua?
Pedro Salinas
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