viernes, 18 de septiembre de 2015

    Entre el trino del pájaro
    y el son grave del agua.
    El trino se tenía
    en la frágil garganta;
    la garganta en un bulto...
    de plumas, en la rama;
    y la rama en el aire,
    y el aire, en cielo, en nada.
    El agua iba rompiéndose
    entre piedras. Quebrado
    su fluir misterioso
    en los guijos, clavada
    a su lecho, apoyada
    en la tierra, tocándola
    lloraba
    de tener que tocarla.
    Tu vacilaste: era
    la luz de la mañana.
    Y yo, entre los dos cantos,
    tu elección aguardaba.
    ¿Qué irías a escoger,
    entre el trino del pájaro,
    fugitivo capricho,
    —escaparse, volarse—,
    o los destinos fieles,
    hacia su mar, del agua?
    Pedro Salinas

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