jueves, 17 de septiembre de 2015

    ¿Por qué pregunto dónde estás,
    si no estoy ciego.
    si tú no estás ausente?
    Si te veo
    ir y venir,...
    a ti, a tu cuerpo alto
    que se termina en voz,
    como en humo la llama,
    en el aire, impalpable.

    Y te pregunto, sí,
    y te pregunto de qué eres,
    de quién;
    y abres los brazos
    y me enseñas
    la alta imagen de ti
    y me dices que mía.
    Y te pregunto, siempre.
    Pedro Salinas

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