jueves, 24 de septiembre de 2015

    Para vivir no quiero
    islas, palacios, torres.
    ¡Qué alegría más alta:...
    vivir en los pronombres!

    Quítate ya los trajes,
    las señas, los retratos;
    yo no te quiero así,
    disfrazada de otra,
    hija siempre de algo.
    Te quiero pura, libre,
    irreductible: tú.
    Sé que cuando te llame
    entre todas las gentes
    del mundo,
    sólo tú serás tú.
    Y cuando me preguntes
    quién es el que te llama,
    el que te quiere suya,
    enterraré los nombres,
    los rótulos, la historia.
    Iré rompiendo todo
    lo que encima me echaron
    desde antes de nacer.
    Y vuelto ya al anónimo
    eterno del desnudo,
    de la piedra, del mundo,
    te diré:
    “Yo te quiero, soy yo.”
    Y sin más, me voy a dormir, porque la vida sigue. Y mañana volverá la contaminación. Volverá la globalización total. Volverá la difuminación de lo diferente. Volverá lo esperado. Volverá la monotonía.
    Pedro Salinas

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