sábado, 19 de septiembre de 2015

El destino cruel sus horas cuenta; ¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha, ¡Sois el alción de la social tormenta! »Yo vi en mis sueños de poeta un día De laurel en mi lira una corona; Hoy triste siento que en la frente mía Un gajo de ciprés se desmorona. »Yo quise alzar el vuelo a las ignotas Fuentes de eterna luz, ¡al infinito! Y hoy en el mundo, con las alas rotas, Cual ave sola en su prisión me agito. »Como una clara estrella vi en mi anhelo Sonreír en mi cielo la esperanz...a. Hoy cubren negras sombras ese cielo, ¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza! »Huyendo el mundo y su incesante ruido, Vengo a esta soledad sombría y honda. Ella por siempre mi último gemido, ¡Mi último canto y mi vergüenza esconda! »Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta, Y del campo inmortal de las ideas El himno del trabajo se levanta Y dice al porvenir: ¡Bendito seas! »¡La indiferencia con su ceño grave Me relega al silencio y al olvido! Pobre y triste poeta ¡Soy un ave Que al fin se muere sin hallar un nido!» Dijo, y rompió la lira melodiosa Do entonaba sus cantos y querellas... Y al cielo levantó la faz llorosa, ¡Y en el cielo brotaban las estrellas! -
Ismael Enrique de Arciniegas

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