sábado, 29 de abril de 2017

Pedro Salinas
 pero un día sopló un viento
que venía de lo alto,
que los empujó uno a otro.
Y al tocarse se enlazaron,
se estrecharon, sin remedio.
¡Qué nudo ya entre dos vidas!
¡Qué punto en que dos destinos
al apretarse, cruzados
con el calor de dos cuerpos,
crean un destino nuevo:
las almas indisolubles!
Y un día
nos encontramos los dos
llorando ante el nudo estrecho.
¿Cortarlo? Tú lo quisiste.
Tentaciones de cuchillo
te brillaron por momentos.
Pero si el nudo cortabas
te cortarías tu hilo,
y el mío, a mí, porque en él
estamos los dos unidos.
Cortar un nudo es cortarse
los dos hilos que lo hicieron.
¿Desenredarlo? Las manos
lloraron de pena larga,
porque el alma no quería
y lo intentaban los dedos.
¡No lo toques! ¡Déjalo!
Resístete, si tú quieres,
a que el viento antiguo siga
acercándonos, haciendo
nuestro nudo más estrecho.
Vuelve a ser el hilo tuyo,
libre, suelto. Nuestros hilos
volverán a separarse
como si fueran distintos.
Pero allá atrás quedará
—¡no la mates!— la memoria
viva de haber sido más
que dos pobres vidas sueltas.
Y el recuerdo de ese nudo
en que los dos fuimos uno,
porque queríamos serlo,
ha de durar, sin atarnos,
no ya como nudo, no,
sino como lazo eterno:
voluntad de no soltarse
de algo que nunca se suelta,
amor, lazo, en nuestros pechos.
Pedro Salinas

miércoles, 26 de abril de 2017



"amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y... tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen..."

OCTAVIO PAZ, fragmento de PIEDRA DEL SOL (México 1957)

lunes, 24 de abril de 2017

"Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,...
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa sustancia,
avidez subterránea, delirante..."

OCTAVIO PAZ... 
11Antiguo Labrador - A Tejada Gómez
A. Tejada Gómez
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La tierra estaba de antes, señor.
Iban los ríos
como niños potentes ciñiéndole el regazo,
lamiéndole la tierna caparazón de greda
con su campana líquida,
sus sales planetarias,
iban los ríos solos subiéndose a los árboles,
mojándoles la sombra, procreando los pájaros.
Y la tierra era un ancho territorio, señor,
porque entonces la tierra no era buena ni mala.
Solamente camino.
Luna de la distancia.
Porque entonces la tierra no terminaba nunca
y el pan era un velero de la espiga lejana.
Pero el viento lo sabe,
siembra su siembra unánime,
la desata de noche con los dedos del aire,
su tránsito caliente le deshace los límites,
la libera de tantos oscuros propietarios.
Yo sé, señor,
yo he visto la noche sobre el campo,
su condición de estrella, su silencio pesado
y digo que no es cierto que puedan alquilarla,
que le alambren el torso, que le vendan la espalda,
porque la tierra entera pertenece a la noche,
al universo entero, al sudor de la azada
que mueve la fatiga campesina del mundo,
la voluntad labriega como una enorme pala.
Pertenece al que sabe
celebrar la alegría de ver crecer las plantas,
al cómplice del sol, al sembrador callado
que pone la semilla como un semen dichoso
y espera, lentamente, el milagro del agua.
Porque sin esta frente,
sin este rudo brazo,
sin el tiempo a destajo de gastarnos las manos,
quién dará testimonio de la vida en la tierra,
quién ha de prepararnos la primavera, el vino,
el fermento gredoso de donde viene el canto.
Por eso yo pregunto, señor: ¿cuándo es el día,
a qué hora, justamente, vamos a rescatarla,
qué hombres vendrán conmigo,
qué canción cantaremos,
qué flores sembraremos donde está la alambrada?
Digo que este mensaje debe saberlo América,
que no sólo nosotros,
que cada uno lo sepa,
porque hay un continente de tierra sometida,
gordos concesionarios,
carbón comprometido,
hay zonas donde el hambre tutea la agonía
y esclavitud de estaño
y cobre de miseria,
hay trigo condenado a los precios siniestros,
petróleo al que amenazan su primavera negra,
naranjas exportadas con todo el sol a cuestas,
hay niños que no encuentran al hombre,
caen antes,
se van, sonrisa abajo, muerte abajo,
se pierden entre los destituido que cae y se disgrega.
Que no sólo nosotros.
Que cada uno lo sepa.
Golpeo esta guitarra elemental: América,
hasta cavarle al medio un pozo de sonido,
hasta ponerle adentro una zamba furiosa,
mi percusión de sangre, señor, este latido
tan pariente del aire,
tan sol,
tan repartido
entre una antigua música de azúcar en nosotros,
para que desde el hombre continental subamos,
almíbar solidario, familia amanecida,
a empujar la esperanza pobrecita,
mestiza,
a desatar las manos de América nativa,
La tierra estaba de antes, señor.
Iban los ríos,
la lengua húmeda,
iban árbol arriba, a besar el tumulto donde empieza la vida.
Por eso yo pregunto, señor
¡cuándo es el día!
Armando Tejada Gómez,

domingo, 23 de abril de 2017

El Breve Amor
Con qué tersa dulzura
me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,
...
me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente,
para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndose en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo...
¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?
Julio Cortázar

sábado, 22 de abril de 2017

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, ...
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo NERUDA

viernes, 21 de abril de 2017

ENCUENTRO
Me tropecé contigo en primavera,
una tarde de sol delgada y fina,
y fuiste en mi espalda enredadera
y en mi cintura, lazo y serpentina.
Me diste la blandura de tu cera
y yo te di la sal de mi salina.
Y navegamos juntos, sin bandera,
por el mar de la rosa y de la espina.
Y después, a morir, a ser dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la gente....
Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
dos cinturas, dos bocas enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo puente
Rafael de León

jueves, 20 de abril de 2017

Que de la pena surja un mar de nubes
y de las nubes un volcán alado
que con las alas sientas que has alzado
el sueño de tu vida mientras subes.
...
Que ceda la tristeza ante la brisa
y que la brisa duerma por tus labios
que tu boca diluya los agravios
y que el agravio se trasforme en risa.
Que la infelicidad no encuentre cauce
que el cauce te conduzca al mar bravío
que bravas sean las aguas de tus ríos
y que al desembocar devengas sauce.
Rumbos . José Miguel Junco Ezquerra ( Fragmento )

miércoles, 19 de abril de 2017

Gabriel García Marquez



Señor, ¿cuál es la senda
para ir al Paraíso?
—Sube por la Vía Láctea,
...
ruta de leche y lirio,
la menor de las Osas
te enseñará el camino.
Cuando sean las cuatro
La Virgen con el Niño
Saldrán a ver los astros
Que en su infancia de siglos
Juegan la Rueda-Rueda
En un bosque de trinos.
Y a las seis de la tarde
El ángel de servicio
Saldrá a colgar la luna
De un clavo vespertino.
Será tarde. Si acaso
No te han guardado sitio
Dile a Gabriel Arcángel
Que te preste su nido
Que está en el más frondoso
Árbol del Paraíso.
Murió la Marisela.
Pero aún queda un lirio.
Gabriel García Márquez (fragmento)

domingo, 16 de abril de 2017

    Yo entiendo que quieras descansar, que te lo mereces, que estés harto de esta locura que se ha vuelto todo, que quieras ver otros paisajes y respirar otros aires, pero morirte no te me mueres porque te quedas aquí, para siempre conmigo. Y ahora será tu voz, más viva que nunca, la que me acune el alma para que yo con la mía te escriba mensajes con nubes y sin papel que a golpe de latidos los amigos por muy lejos que estén, siempre se entienden.
    Teresa Delgado © 2015
“Esa cosa intangible, aérea, que ni calienta ni acompaña, ni besa, y que sólo es el impulso, el afán más puro, más nuevo, y más poderoso de su alma”.
Pedro Salinas


La mujer de albahaca
Así se hace el paisaje:
póngale cielo arriba, cielo por dos mitades,
un rebaño de nubes, un árbol solitario;
ponga una raya al medio, pero lejos, muy lejos
y déjeme quedarme soledad por mirarla,
por ver atardecer, porque sí, para nada;
por ver volver las tórtolas simples, crepusculares;
déjeme en esta orilla donde miro hacia adentro
y donde me padece, como un niño, la sangre.
Déjeme ser la greda. Yo me conozco el aire;
entre ser y no ser, me da por ser callada.
Un bulto de silencio donde el viento se queda
demorado, de piedra, detenido un instante.
El siempre deja un poco de polvo compañero,
un arsenal de adioses, un bailarín cansado
a quien, hace mil años, llamamos remolino
y hace girar, girando, sobre un pie a la distancia.
Así se hace el paisaje: de mirar el origen.
Cielo arriba los ojos. Y debajo, la sangre.
Tengo, si es por tener, los sagrados oficios:
tengo de hacer pan, de amasarlo temprano,
de taparlo a la hora que el sol trepa a los pájaros
y dejarlo que crezca como un fruto en octubre
lentamente, a la sombra patriarcal de los árboles.
Tengo, si es por tener, leña del quebracho
que me caldea el horno desde lo rojo al blanco.
Tengo, que cuando vienen los míos de la lluvia,
tengo pan, y me suena a trigo las enaguas.
Tengo que si lo pongo como un sol en la mesa
mis hijos parpadean, ríen encandilados
hasta que traigo humeando una ollada de locro
y mi hombre parte el pan sobre su pecho grande
y ahí, entre sus voces laboriosas y lerdas,
miro caer la luna en lentas rebanadas.
Entonces sí me acuerdo. Al paso del recuerdo
me acuerdo de a pedazos, me acuerdo y no me acuerdo.
Voy llenando los platos ausente del sonido,
como mirando atrás, como atrás del pañuelo
y mientras vuelco el frito de pimentón rojo
siento que, de repente, se derrumba el olvido:
una se pasa el año soñando con la albahaca.
Pasa que nunca pasa el año mujeriego.
Una guarda en la oreja algunas picardías,
picaduras de abejas y cuentos de velorio,
siembra albahaca a la orilla de la acequia sonora
hasta que el carnaval suelta todos los toros
y más luego, el Pukllay fusila la tristeza
y una no sabe nunca quién le ardió la pollera,
la cosa es que una tiene de azufre los sentidos
y ahí nomás, de espaldotas, cae a la primavera.
Es diablo el carnaval, sabe todas las mañas,
pellizca en los Fortines inocente de harina,
le chaya al pobrerío tanta alegría simple
que el miércoles nomás todo queda ceniza.
Después vienen los lloros, vuelve lo cotidiano
y, si hay suerte, una tiene quien le ronde las casas.
Más rápido que pronto hay que parar el rancho
mientras vuelve el otoño cansado de vidalas.
Todo para juntar los míos en la mesa
y contar lo que tengo con los dedos del alma.
Largas fueron las lunas y los hijos crecieron
y la muerte no pudo darnos vuelta la taba.
Esta es la hora linda. Todo vuelve a su sitio.
Transparente, el recuerdo, se quiebra en las cucharas.
Todo se me figura como rezar a solas
y es como si comiéramos dentro de una campana.
Suenan lejos las cosas: desde allá del sonido.
Demoradas, eternas, son la cueva del sueño.
Atrás, la noche espera parada en los nogales
y un aroma de albahaca pasa arriba, en el viento.
Armando Tejada

jueves, 13 de abril de 2017

"¡Mientras el mundo aliente, mientras la esfera gire, mientras la onda cordial aliente un sueño, mientras haya viva una pasión, un noble empeño, un buscado imposible, una imposible hazaña, una América oculta que hallar, vivirá España!"
— Rubén Darío,

miércoles, 12 de abril de 2017

SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR... Federico García Lorca.
Yo pronuncio tu nombre
en las noches oscuras,
cuando vienen los astros...
a beber en la luna
y duermen los ramajes
de las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
de pasión y de música.
Loco reloj que canta
muertas horas antiguas.
(Fragmento )


martes, 11 de abril de 2017

Otro soneto precioso de Julia Priluztky

Este miedo de ti, de mí... de todo...
...
Este miedo de ti, de mí... de todo,
miedo de lo sabido y lo entrevisto,
temor a lo esperado y lo imprevisto,
congoja ante la nube y ante el lodo.
Déjame estar. Así. ¿No te incomodo?...
Abajo ya es la noche, y hoy has visto
cómo acerca el temor: aún me resisto
pero me lleva a ti de extraño modo.
Déjate estar. No luches: está escrito.
Desde lejos nos llega, como un grito
o como un lerdo vértigo rugiente.
Me darás lo más dulce y más amargo:
una breve alegría, un llanto largo...
sé que voy al dolor. Inútilmente.
Eras todos los pronombres,
y todos los adjetivos
danzando por tus cinturas.
Y volcán imprevisible...
y tormento y alegría
y trigo que peina el viento

José Miguel Junco Ezquerra ( Fragmento )
Cómo decir, amor, en qué momento
te rompes dulcemente entre las manos,
sin quejas, sin recuerdos, sin arcanos
y tal vez sin temor ni sufrimiento.
...
Cómo volver a amar, qué sentimiento
de elementos divinos o profanos
puede reverdecer entre desganos,
en la etapa final del desaliento.
Pregunta al corazón por qué no cree,
pregúntale al mirar qué cosas lee,
pregunta al labio cruel por qué no besa,
y te dirán, sin duda, su fatiga
del amor fiel o la pasión mendiga,
su falta de esperanza o de sorpresa.
Julia Priluzky

viernes, 7 de abril de 2017



El Sol finge que es feliz y la Luna no consigue disimular su tristeza. El Sol arde de pasión por la Luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza.
Dicen que la Luna debería ser siempre llena y luminosa, pero no lo consigue. Cuando es feliz, es Llena, pero cuando es desgraciada, es menguante y no es posible apreciar su brillo.
Luna y Sol siguen su destino. Él, solitario pero fuerte; ella, acompañada de las estrellas, pero débil.
...
Un día, Dios decidió que su amor no fuese del todo imposible y creó el eclipse. Sol y Luna viven esperando ese instante, esos momentos que ocurren de tarde en tarde. Cuando el Sol cubre a la Luna es porque comienzan a amarse. A ese acto de amor se le dio el nombre de eclipse.
Recuerda: EL BRILLO DE SU ÉXTASIS ES TAN GRANDE QUE SE ACONSEJA NO MIRAR AL CIELO EN ESE MOMENTO, PUES TUS OJOS PUEDEN CEGARSE AL VER TANTO AMOR.

miércoles, 5 de abril de 2017



TU voz que es lirio encendido
tu voz que es de limpio viento
¿no siente lo que yo siento
cuando el amor está herido?
...
Tu voz pozo de dulzura
es del alma claridad
y el mar en su inmensidad por toda la eternidad
envidiará su hermosura.,
imitará su blancura
Y buscará su verdad

Si tu voz que un día escuché
no vuelvo a oir ,nada soy,
tan solo un sueño que hoy
se apaga sin tu mirada
que se deshace en la nada
y hacia la nada yo voy
Rosa Mayo

martes, 4 de abril de 2017



LA MARIONETA… Gabriel García Márquez (Poeta de Colombia)
Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,...
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata
que les ofrecería a la luna.
Regaría con lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día
sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos
y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están,
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
Sin saber que la verdadera felicidad está
en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por vez primera, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre
sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.



OTOÑO SOY… Demetrio Korsi (Panamá)(1899/1957)
Este otoño que en ser galante insiste,...
este otoño angustiado de promesas,
quiere alegrarse y sin embargo es triste
y me engaña otra vez cuando me besas.

Este otoño es cruel, verja florida,
por dentro es sombra, vencimiento, nada.
Su última rosa morirá afligida,
si no tiene el calor de tu mirada.
Y pues yo soy otoño, ven y toca
mi frente mustia, mi canción doliente;
tú, primavera y besos en mi boca;
yo, madrigal; yo, rosas en tu frente.
Otoño, ya llegaste, y me venciste
con tus anacreónticas promesas.
Otoño soy también, otoño triste,
pero menos otoño si me besas...