martes, 8 de septiembre de 2015

    Desde este mismo instante seremos dos extraños
    por estos pocos días, quien sabe cuántos años...
    yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
    uno de esos que nadie confiesa haber leído.
    ...
    Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
    tú bajaras los ojos y apretarás el paso,
    y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
    o encenderé un cigarro, como si no te viera...
    O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
    cuando dobles tu almohada con mano soñolienta.
    Y domingo a domingo, cuando vayas a misa,
    de tu casa a la iglesia, perderás tu sonrisa.
    José Ángel buesa

No hay comentarios:

Publicar un comentario