ECLIPSE
Como una moneda inmensa,
Exultante y redonda,
de irreverente intenso amarillo,...
luces, reluces,
te reflejas,
salpicas de brillo el mar
y la noche.
Sensual y lasciva te escondes,
ingresas al secreto del tiempo,
te recuestas y abres tus páginas
para que tu amante,
bohemio y furtivo,
se deshaga en tu cuerpo ya anaranjado.
Luna, ahora roja como su fuego,
mujer y vida repleta de orgasmo,
reapareces en un cielo cómplice
y completamente negro.
Resplandeciente te asomas
mojada de mar y de amor,
sudando solsticios
y estrenando inviernos,
tras una tierra mujer
que ha cubierto,
con su propio cuerpo,
tu dulcísimo pecado arrebato.
¡Ay luna!
Y hay alguien que aún piensa
que fue eclipse.
Como una moneda inmensa,
Exultante y redonda,
de irreverente intenso amarillo,...
luces, reluces,
te reflejas,
salpicas de brillo el mar
y la noche.
Sensual y lasciva te escondes,
ingresas al secreto del tiempo,
te recuestas y abres tus páginas
para que tu amante,
bohemio y furtivo,
se deshaga en tu cuerpo ya anaranjado.
Luna, ahora roja como su fuego,
mujer y vida repleta de orgasmo,
reapareces en un cielo cómplice
y completamente negro.
Resplandeciente te asomas
mojada de mar y de amor,
sudando solsticios
y estrenando inviernos,
tras una tierra mujer
que ha cubierto,
con su propio cuerpo,
tu dulcísimo pecado arrebato.
¡Ay luna!
Y hay alguien que aún piensa
que fue eclipse.
Teresa Delgado © 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario