martes, 22 de septiembre de 2015

¡Qué día sin pecado!
La espuma, hora tras hora,
infatigablemente
fue blanca, blanca, blanca.
Inocentes materias,...
Los cuerpos y las rocas …
aun no se conocían
La conciencia y la sombra
se tendía la mano
coger una piedra
una nube, una flor,
un ala….
volver la cabeza
ni mirar a lo lejos
aquel día supimos
tú y yo. No nos hacia
falta. Besarnos si.
Pero con unos labios
tan lejos de su causa,
que lo estrenaban todo,
beso, amor, al besarse ,
sin tener que pedir
perdón a nadie, a nada

 Pedro Salinas 

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