lunes, 29 de junio de 2015

    Y ya que estás distante,
    que pensarán los árboles,
    qué dirán las canciones,
    cómo verá la noche mi soledad de ríos;
    dónde pondrán su ronda los niños de la tarde,...
    adónde irán los pájaros sin tu risa y mi silbo
    y la calle tan sola con sus puertas inútiles
    y las sombras sin besos
    y los perros perdidos;
    ahora que la ausencia me interrumpe la boca,
    ahora que me esperas tan allá de los niños.

    Se nos ha muerto el año.
    Yo le veo el invierno
    hecho de un solo frío,
    de un solo tajo solo
    a la mitad de agosto,
    de una dura distancia
    larga, definitiva.
    Porque de pronto sobran los barcos,
    los andenes
    y de pronto este rumbo ya no tiene sentido
    como si nadie fuera hacia ninguna parte
    o alguien hubiera muerto a mitad de camino.
    Alguien.
    Mi voz. Tu pelo. Las cosas que no dije.
    La flor de tu vestido.
    Se nos ha muerto el año donde dejé tu nombre
    para que recobrara su condición de estío.
    Ya no sé,
    nunca entiendo estas precarias sílabas,
    cosas que no recuerdo de pronto me dominan:
    te dije que tenías la piel como de humo?
    que de estarme en tus ojos me conozco el origen?
    te he enseñado el misterio de los árboles solos?
    sabes ya que tus manos son dos siestas dormidas?
    No sé,
    nunca recuerdo tanta distancia,
    tanta
    canción que no he cantado cuando anduvimos juntos
    Me dolería mucho no haberte dicho todo
    lo que llevo en la boca casi como otra risa.
    Armando Tejada Gomez

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