miércoles, 10 de junio de 2015

    Al pasar me saluda y tras el viento
    que da al aliento de su voz temprana
    en la cuadrada luz de una ventana
    se empaña, no el cristal, sino el aliento
    ...
    Es tempranera como una campana.
    Cabe en lo inverosímil, como un cuento
    y cuando corta el hilo del momento
    vierte su sangre blanca la mañana.
    Si se viste de azul y va a la escuela,
    no se distingue si camina o vuela
    porque es como la brisa, tan liviana
    que en la mañana azul no se precisa
    cuál de las tres que pasan es la brisa,
    cuál es la niña y cuál es la mañana.
    García Marquez

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