miércoles, 3 de junio de 2015

    Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
    porque nunca me diste ni esperanza fallida,
    ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
    Porque veo al final de mi rudo camino ...
    que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
    que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
    fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
    cuando planté rosales coseché siempre rosas.

    ...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
    ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
    Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
    mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
    y en cambio tuve algunas santamente serenas...
    Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
    ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
    Amado Nervo

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