martes, 2 de junio de 2015

    Ver en todas las cosas
    del Espíritu incógnito las huellas;
    contemplar
    sin cesar,
    en las diáfanas noche misteriosas,...
    la santa desnudez de las estrellas...
    ¡Esperar!
    ¡Esperar!
    ¿Qué? ¡Quién sabe! Tal vez una futura
    y no soñada paz... Sereno y fuerte,
    correr esa aventura
    sublime y portentosa de la muerte.

    Mientras, amarlo todo... y no amar nada,
    sonreír cuando hay sol y cuando hay brumas;
    cuidar de que en el áspera jornada
    no se atrofien las alas, ni oleada
    de cieno vil ensucie nuestras plumas.
    Alma: tal es la orientación mejor,
    tal es el instintivo derrotero
    que nos muestra un lucero
    interior.
    Aunque nada sepamos del destino,
    la noche a no temerlo nos convida.
    Su alfabeto de luz, claro y divino,
    nos dice: "Ven a mí: soy el Camino,
    la Verdad y la Vida.
    Amado Nervo

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