domingo, 21 de junio de 2015

PERIFERIAS
Mirando desde afuera y sin criterio,
alguien podría pensar, puro accidente,
que somos una exótica corriente...
en mitad de un marino cementerio.

Seres extraños de algas y de espuma
que, vaya usted a saber con qué motivo,
habitamos el mundo de los vivos
ocultos en lo denso de la bruma.
Mirando desde el centro mesetario,
alguien podría pensar, simple ignorancia,
que somos de unas piedras moradores.
Los hijos de un volcán, su redundancia,
restos de un maremoto estrafalario,
parientes pobres de los ruiseñores.
José Miguel Junco Ezquerra

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