domingo, 11 de octubre de 2015

    VENÍA POR EL ANDÉN DE LA TRISTEZA…
    Venía por el andén de la tristeza
    como un barco sin rumbo, a la deriva,
    una sombra vagando fugitiva...
    con un pañuelo azul en la cabeza.

    Venía por venir a parte alguna
    como un viento que sopla indiferente,
    un bulto sospechoso, un accidente,
    un fantasma inventado por la luna.
    Venía de las regiones donde el frío
    deja una huella impía en la mirada
    y un rejón que se clava en el costado.
    Así la sorprendió la madrugada:
    una improbable gota de rocío
    humedeciendo un corazón ajado.
    José Miguel Junco Ezquerra

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