ONÍRICO
Puede que al anochecer,
confundida, confundido,
nos dé una tregua el olvido...
y nos volvamos a ver.
Puede que al anochecer,
confundida, confundido,
nos dé una tregua el olvido...
y nos volvamos a ver.
Mas no en el acontecer
cotidiano, conocido,
sino en el sueño, dormidos,
un hombre y una mujer.
Y puede que al recorrer
los recuerdos compartidos
optemos por hacer nido
allí en el sueño y volver.
Mas no en el acontecer
cotidiano, conocido,
sino en el lugar prohibido
que el sueño sepa tejer.
O puede que al pretender
susurrarte algo al oído
otra vez venga el olvido
y nos vuelva a destejer.
Y que al desaparecer
ese sueño presentido
quede el rostro diluido
de un hombre y una mujer.
cotidiano, conocido,
sino en el sueño, dormidos,
un hombre y una mujer.
Y puede que al recorrer
los recuerdos compartidos
optemos por hacer nido
allí en el sueño y volver.
Mas no en el acontecer
cotidiano, conocido,
sino en el lugar prohibido
que el sueño sepa tejer.
O puede que al pretender
susurrarte algo al oído
otra vez venga el olvido
y nos vuelva a destejer.
Y que al desaparecer
ese sueño presentido
quede el rostro diluido
de un hombre y una mujer.
José Miguel Junco Ezquerra
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