sábado, 8 de agosto de 2015

    Pero me acuerdo aquí de que anda lejos
    el que vivió a la vuelta de mi espalda.
    Me acuerdo de su nombre perezoso
    que casi no quería ser palabra.
    Me acuerdo de su risa mal abierta
    riñéndole por dentro a la mirada,
    y de su frente que crecía
    y de su voz inútil como el alba
    y de un secreto que quedó inconcluso
    aquel domingo en que amó la nada.
    ¿Qué corazón saldría de este insomnio
    si yo supiera ser una muchacha?
    Pero me duele aquí, donde me canso,
    aquel hombre agobiado por crisálidas.
    Pero me duele aquí, donde soy sola,
    esta verdad metida entre dos alas.
    Qué corazón saldría de este insomnio...
    Carilda Oliver 

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