martes, 4 de agosto de 2015

No lucen los luceros acerados y blancos.
Todo se rompe y cae. Todo se borra y pasa,
Es el dolor que aúlla como un loco en un bosque.
Soledad de la noche. Soledad de mi alma.
El grito, el alarido. Ya no hay nada en la tierra!
La furia que amedrenta los cantos y las lágrimas.
Sòlo la sombra estéril partida por mis gritos.
Y la pared del cielo tendida contra mi alma!
 Pablo Neruda

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