Ahí va Philip Larkin...
XXV
Amanece de nuevo...
en las calles,
y otra vez somos , tu y yo, unos desconocidos;
Si volvemos a encontrarnos, quién sabe cuando,
¿cómo podré decirte que
la pasada noche acudiste,
sin querer, como en un sueño?
¿Y cómo olvidar
que desgastamos nuestro amor, de buena gana
y hablando a trompicones
como amigos, como lo que acabarán siendo
aquellos que han dejado que la pasión se les muera
dentro del corazón?
Ahora, mientras observo como se extiende el rojizo crepúsculo
me pregunto cómo ha podido el amor
ponerse en sueños, cuando no nos hemos visto
más veces de las que puedo contar con los dedos de una mano
XXV
Amanece de nuevo...
en las calles,
y otra vez somos , tu y yo, unos desconocidos;
Si volvemos a encontrarnos, quién sabe cuando,
¿cómo podré decirte que
la pasada noche acudiste,
sin querer, como en un sueño?
¿Y cómo olvidar
que desgastamos nuestro amor, de buena gana
y hablando a trompicones
como amigos, como lo que acabarán siendo
aquellos que han dejado que la pasión se les muera
dentro del corazón?
Ahora, mientras observo como se extiende el rojizo crepúsculo
me pregunto cómo ha podido el amor
ponerse en sueños, cuando no nos hemos visto
más veces de las que puedo contar con los dedos de una mano
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