lunes, 30 de marzo de 2015

MAÑAS
Colegiste que acaso
colándote en el verso más dúctil de un poema
por no sabías qué ruta...
alcanzarías mis ojos.

Que una vez en mis ojos
esperarías la noche
y después en mis sueños
te harías imprescindible.
De modo que en el alba, al despertarme,
sin dar opción a equívocos,
dulcemente ovillada
habitarías mi mundo.

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