domingo, 27 de marzo de 2016



EL MUNDO ES UN PAÑUELO.
Usted partió de aquí, yo de mi tierra.
En algún puerto o niebla nos cruzamos.
Llegué a su patria como usted a la mía:
entre maravillado y desterrado.
Allá, la inmensidad; aquí, la añeja
memoria de la sangre que no cesa.
Allá, los horizontes desbocados;
aquí, la vida insomne en su parcela.
Tal vez, no exactamente, pero admita
que fuimos despojados por la ausencia.
No importa qué país, qué continente,
qué asedio, qué ansiedad o qué pobreza.
Usted dejó su tierra y yo la mía
con los perros del odio tras la puerta
y sea como sea, hermano lejos,
pisamos un exilio de tristeza.
Yo sé que volverá, que volveremos:
usted a su heredad y yo a mi cielo.
Si en algún puerto o niebla nos cruzamos,
deme la mano, hermano,
deme el hermano que estará en su mano,
diciendo que este mundo es un pañuelo.
Armando Tejada Gómez

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