miércoles, 10 de septiembre de 2014

El destino
Las miradas se
cruzaron y
nos vimos uno 
al otro y supimos
enseguida
que los dioses ,
nos habían elegido
entre miles.
El segundo
esfumó todo a
nuestro alrrededor,
sólo tu mirada y yo.
Había tanta
gente,
yo no podía
llegar a ti,
nos mirábamos,
sin perdernos
de vista,
cupido había
juntado tu alma
y la mía,
destinadas a
amarse toda la vida.
Al fin,
uno junto al
otro,
no sabíamos
qué decir,
sólo el corazón
latiendo a mil,
y en el estómago
una danza
de mariposas
nos decían,
ese es.
Aquel instante
sagrado,
perpetuó tu
nombre y el mío ,
en la historia
de los amores
que esperaron
mil vidas
Sonia Moreno (Chile)

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