Ella lo miró largamente, le recorrió el cuerpo desnudo de la cabeza a los pies, como estudiándole las pecas y los poros, y dijo: –Lo único que te cambiaría es el domicilio.
Y desde entonces vivieron juntos, fueron juntos, y se divertían peleando por el diario a la hora del desayuno, y cocinaban inventando y dormían anudados
Eduardo Galeano
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