miércoles, 21 de mayo de 2014

IRRACIONAL

Ocurre que el amor no se cincela
ni se dobla cual barro o cual arcilla,
ni es posible callarlo cuando chilla
ni es posible ponerle una cancela.

Se aprende golpe a golpe, herida a herida,
tras mucho refrenarse inútilmente,
¿quién se atreve a parar una corriente,
quién llama callejón a una avenida?

Se aprende de cabeza contra un muro
y cada intento al fin resulta vano,
quererlo reprimir una odisea.

¿Quién encarcela al aire con la mano,
quién celebra la luz allá en lo oscuro,
quién impide el vaivén de la marea?

José Miguel Junco Ezquerra

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