martes, 8 de diciembre de 2015

Y la luna eras tú...
                                                                               

Y la luna eras tú.

Una luna creciente, blanca, fría.

Mirabas hacia el mar y hacia las cosas

que no eran yo.

Y con cuánto silencio te gritaba

-creciente, blanco, frío yo también-:
«Mírame, mírame,

ay, mírame mirarte...»

No hay comentarios:

Publicar un comentario