sábado, 29 de noviembre de 2014

APRENDIZ
Antes que ser plena mar
ser un aprendiz de río,
antes que ser corazón
ser sangre de vena ardiente,
antes que ser continente
ser isla que en su albedrío
opta por rememorar
la grandeza de un peñón
encarando el desafío
de las olas impacientes
que van a desembocar
con un ímpetu bravío
rompiendo en el malecón.
Antes que ser árbol ser
rama que se reivindica
en su lucha contra el viento,
ser parte de un sentimiento
con perfume de mujer
que con la hierba platica
sobre asuntos del querer
ahuyentando el descontento
de al mirar no poder ver.
Antes que ser monte ser
colina en una llanura,
cerro que quiere crecer
o elevación del terreno;
después con paso sereno
ascender en la espesura
hasta alcanzar en la altura
la dicha de merecer
ser el guardián del centeno.
Antes que ser fuente ser
agua que asciende dichosa
hija de lluvias casuales,
después abrir manantiales
que den sustento a la rosa
y calmar el padecer
de las tristes mariposas
que aguardan en los trigales
las flores que han de nacer.
Antes que ser polvo ser
libre, humano, solidario,
letra del abecedario
con que se escribe el vivir;
alegrarse y padecer,
risa sudor y sudario;
rechazar lo mercenario
y cuando toque partir,
soñando el amanecer
sin gestos estrafalarios
cerrar los ojos, morir.

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