domingo, 19 de julio de 2015

La Barca
A imagen de mí,
a semejanza
de cuánto y tanto sueño desvelado,
te vi llegar,
atravesar la ausencia
con la proa lunada de tu barca.
Y a imagen de ti,
a semejanza
de un antiguo profeta destinado,
salí a nombrarte niños,
a fundarte,
a ser tu territorio y tu habitante.
Pongo una historia aquí,
fecho tu arribo,
inauguro en tu voz mi calendario:
tú has de explicarme el alba cuando llegue
rodeada del rito de los pájaros.
Destino tu lugar.
Este es el sitio
donde fui diariamente solitario.
Siembro una estrella aquí para que crezca
su luz enamorada por tu sangre.
Fundo tu casa aquí,
sostengo el día
y su paloma sideral sin margen
para que andes vestida de alegría
tan húmeda de azul como el verano.
Debes decirme tú cómo la tarde
se te vuelve horizonte en el regazo,
cómo la noche es tu materia y tiembla
ceñida por tu piel y por mis brazos.
Cuéntame como canto cada rama,
cada viento que pasa,
cada olivo
y aprenderás a verme en mis silencios,
maduros de memoria, como el vino.
Pongo tu nombre aquí.
Este es mi modo
de amarrarte la barca con la vida,
mi manera inocente de ser hombre,
la costumbre terrestre de mi espiga.
Escúchame crecer.
Multiplicarme.
La muerte queda lejos todavía.


Armando Tejada Gómez

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