domingo, 19 de julio de 2015

    Este amor que se va, que se me pierde,
    esta oscura certeza de vacío:
    mi corazón, mi corazón ya es mío
    sin nada que le implore ni recuerde.
    ...
    De pronto, vuelve a ser un fruto verde
    sin madurez, ni aroma en el rocío:
    ay del que quiere apresurar su estío,
    ay de aquél que lo besa o que lo muerde.
    Yo sé que algo persiste, todavía.
    Pero no existen ya ni la alegría
    ni la embriaguez radiante ni la lumbre
    ardiendo en la mirada y en los labios.
    Ni exaltación ni búsqueda ni agravios:
    apenas una cálida costumbre.
    Julia Prilutzki

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