Perdida la cabeza entre la almohada
me miras con los ojos entornados,
y los míos se tornan desvelados
por la dormida luz de tu mirada.
...
me miras con los ojos entornados,
y los míos se tornan desvelados
por la dormida luz de tu mirada.
...
¡Oh la suave mejilla ambicionada,
y el temblor de tus labios apretados,
y los redondos hombros, desmayados
en mis brazos con sed enamorada!
Se me va todo el ser hacia tu viento,
y en tu tibio paisaje sueña y canta,
mientras me deshabita el pensamiento.
Una tierra de amor se me atraganta,
y, hundiéndome en el aire de tu aliento,
se desangra una vena en mi garganta.
Rafael de Penagos
y el temblor de tus labios apretados,
y los redondos hombros, desmayados
en mis brazos con sed enamorada!
Se me va todo el ser hacia tu viento,
y en tu tibio paisaje sueña y canta,
mientras me deshabita el pensamiento.
Una tierra de amor se me atraganta,
y, hundiéndome en el aire de tu aliento,
se desangra una vena en mi garganta.
Rafael de Penagos
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