viernes, 24 de febrero de 2017

Escribir,
ese terco intento de plasmar con tinta
lo que percibimos.
Percibir,
conformarnos con las migajas ...
que nuestros sentidos permiten
que reconozcamos de la materia.
¿De dónde venimos?
¿A dónde vamos?
¿Qué somos?
¿Qué hemos venido a hacer a este juego?
Tantos siglos que son un suspiro del tiempo
y aún
no hemos abierto los ojos,
ni nuestras orejas perciben
una sola nota del canto del cielo.
Palabras,
las palabras no son suficientes.
¿De qué estamos hechos?
De aliento.
De latido.
De voz.
Del deseo de ser.
Presiento que estamos hechos de amor
de tanto amor que no nos percibimos vivos
hasta vernos reflejados en las pupilas del otro.

Teresa Delgado 2014

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