Canción del forastero
De qué me sirve a mí la primavera,
esta ciudad con plazas y alamedas,
si en el acontecer del día que se va...
en toda esta ciudad, nadie me espera.
De qué me sirve a mí tanto paisaje,
el cielo cruel y azul, la luna llena,
si en el acontecer de oscura inmensidad,
en toda esta ciudad, no hay quién me quiera.
De qué me sirve a mí la primavera,
esta ciudad con plazas y alamedas,
si en el acontecer del día que se va...
en toda esta ciudad, nadie me espera.
De qué me sirve a mí tanto paisaje,
el cielo cruel y azul, la luna llena,
si en el acontecer de oscura inmensidad,
en toda esta ciudad, no hay quién me quiera.
Los ojos sin amor son ojos muertos,
miran pero no ven: la piel del día,
la fiesta de color del pájaro y la flor,
el rostro natural de la alegría.
De qué puede sevir mirarnos sin amar?
Los ojos sin amor, no ven la vida.
El solo marcha solo hacia la muerte,
es como un forastero de los días,
dirá que estuvo aquí y no supo entender
por qué los que se amaban, sonreían.
Un hombre, una mujer, por separado
son la mitad del ser, dos soledades,
de qué pueden servir si no saben unir
en el río de un niño las dos sangres.
Armando Tejada Gómez
miran pero no ven: la piel del día,
la fiesta de color del pájaro y la flor,
el rostro natural de la alegría.
De qué puede sevir mirarnos sin amar?
Los ojos sin amor, no ven la vida.
El solo marcha solo hacia la muerte,
es como un forastero de los días,
dirá que estuvo aquí y no supo entender
por qué los que se amaban, sonreían.
Un hombre, una mujer, por separado
son la mitad del ser, dos soledades,
de qué pueden servir si no saben unir
en el río de un niño las dos sangres.
Armando Tejada Gómez
No hay comentarios:
Publicar un comentario