viernes, 16 de septiembre de 2016

    Encuentro
    Me tropecé contigo en primavera,
    una tarde de sol, delgada y fina,
    y fuiste en mi espalda enredadera,...
    y en mi cintura, lazo y serpentina.

    Me diste la blandura de tu cera,
    y yo te di la sal de mi salina.
    Y navegamos juntos, sin bandera,
    por el mar de la rosa y de la espina.
    Y después, a morir, a ser dos ríos
    sin adelfas, oscuros y vacíos,
    para la boca torpe de la gente....
    Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
    dos cinturas, dos bocas enlazadas
    y dos arcos de amor de un mismo puente.
    Rafael de León

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