sábado, 27 de agosto de 2016

    Y subía, y subía... Lo impalpable
    A mis ojos abríase sin vallas;
    Y en la sombra, sondando lo infinito,
    Mi espíritu flotaba.
    ...
    De repente la luna alzó su disco.
    Brotaron las estrellas a miriadas;
    Y la noche me habló con su silencio,
    ¡Y Dios habló a mi alma!
    Ismael Arciniegas

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