Ese perdido reino
donde cualquier política tiene forma de beso,
de cicatriz privada
detrás de los abrazos,
nos está dominando con sus sueños,
de distancia a distancia.
Quiero que te levantes
con la misma impaciencia que los árboles,
creciendo hasta lo exacto
para rozar mis labios, para buscar en ellos
la humedad sin la lluvia.
Sé que descubriremos
siluetas desnudas por la casa,
recuerdos visitantes,
fantasmas de una noche sin verano,
que andarán en nosotros y pedirán su cuenta,
porque la oscuridad, como un espejo,
nos devuelve la imagen que le damos.
Pero conozco todas las preguntas
que no sé contestarte,
el cuerpo en donde viven las interrogaciones,
tu sueño en los pañuelos, como de haber llorado.
Luis García Montero
ECLIPSE
Como una moneda inmensa,
Exultante y redonda,
de irreverente intenso amarillo,...
luces, reluces,
te reflejas,
salpicas de brillo el mar
y la noche.
Sensual y lasciva te escondes,
ingresas al secreto del tiempo,
te recuestas y abres tus páginas
para que tu amante,
bohemio y furtivo,
se deshaga en tu cuerpo ya anaranjado.
Luna, ahora roja como su fuego,
mujer y vida repleta de orgasmo,
reapareces en un cielo cómplice
y completamente negro.
Resplandeciente te asomas
mojada de mar y de amor,
sudando solsticios
y estrenando inviernos,
tras una tierra mujer
que ha cubierto,
con su propio cuerpo,
tu dulcísimo pecado arrebato.
¡Ay luna!
Y hay alguien que aún piensa
que fue eclipse.
Como una moneda inmensa,
Exultante y redonda,
de irreverente intenso amarillo,...
luces, reluces,
te reflejas,
salpicas de brillo el mar
y la noche.
Sensual y lasciva te escondes,
ingresas al secreto del tiempo,
te recuestas y abres tus páginas
para que tu amante,
bohemio y furtivo,
se deshaga en tu cuerpo ya anaranjado.
Luna, ahora roja como su fuego,
mujer y vida repleta de orgasmo,
reapareces en un cielo cómplice
y completamente negro.
Resplandeciente te asomas
mojada de mar y de amor,
sudando solsticios
y estrenando inviernos,
tras una tierra mujer
que ha cubierto,
con su propio cuerpo,
tu dulcísimo pecado arrebato.
¡Ay luna!
Y hay alguien que aún piensa
que fue eclipse.
Teresa Delgado © 2010