martes, 29 de septiembre de 2015

Ese perdido reino
donde cualquier política tiene forma de beso,
de cicatriz privada
detrás de los abrazos,
nos está dominando con sus sueños,
de distancia a distancia.

Quiero que te levantes
con la misma impaciencia que los árboles,
creciendo hasta lo exacto
para rozar mis labios, para buscar en ellos
la humedad sin la lluvia.

Sé que descubriremos
siluetas desnudas por la casa,
recuerdos visitantes,
fantasmas de una noche sin verano,
que andarán en nosotros y pedirán su cuenta,

porque la oscuridad, como un espejo,
nos devuelve la imagen que le damos.

Pero conozco todas las preguntas
que no sé contestarte,
el cuerpo en donde viven las interrogaciones,
tu sueño en los pañuelos, como de haber llorado.
Luis García Montero
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminado
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento
Luis García Montero
Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina. Pero el viento
pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.

Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.

Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente, luces,
teléfonos, pasillos y esta esquina,
nada saben de ti.

Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu  casa.

Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses, yo sabría
explicarme contigo.
Luis García Motero
    ECLIPSE
    Como una moneda inmensa,
    Exultante y redonda,
    de irreverente intenso amarillo,...
    luces, reluces,
    te reflejas,
    salpicas de brillo el mar
    y la noche.
    Sensual y lasciva te escondes,
    ingresas al secreto del tiempo,
    te recuestas y abres tus páginas
    para que tu amante,
    bohemio y furtivo,
    se deshaga en tu cuerpo ya anaranjado.
    Luna, ahora roja como su fuego,
    mujer y vida repleta de orgasmo,
    reapareces en un cielo cómplice
    y completamente negro.
    Resplandeciente te asomas
    mojada de mar y de amor,
    sudando solsticios
    y estrenando inviernos,
    tras una tierra mujer
    que ha cubierto,
    con su propio cuerpo,
    tu dulcísimo pecado arrebato.
    ¡Ay luna!
    Y hay alguien que aún piensa
    que fue eclipse.

    Teresa Delgado © 2010
Son
extrañamente hermosos todavía,
estos labios de hace ahora tres años
y me parece inédito
el gesto de tu beso,
este llegar aquí cada vez más tranquilo,
con la serenidad
del que tiene por cómplice la vida
y su rutina.

Hoy sabemos que entonces,
cuando tus veinte años y mi primer abrazo,
empezamos por ser
sobre todo indecisos: la tímida torpeza
de la primera noche
y la dificultad
con que dejar las manos
en el hábito infiel de nuestros vicios.

Ahora
extrañamente hermoso estar aquí,
demasiado a menudo y decididos,
incómodo
de no sentir el peso de los años
aprendiendo contigo la premeditación
y escribiendo en tu piel mi alevosía.

Porque suele haber bancos donde se espera siempre,
aceras que prefieres por costumbre
o líneas de autobús al mediodía.

Y sin embargo tú
reapareces inédita en tu gesto
para decirme hoy
que le conteste al tiempo y sus preguntas
el práctico saber que tienes de mi cuerpo.

 Luis García Montero
EL AMOR… Luis García Montero (Poeta español)
Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla....
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.

Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.
Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.
Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.
Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.
Luis García Montero maravilloso poeta español.

domingo, 27 de septiembre de 2015

NO HAY DOS FUEGOS IGUALES... Eduardo Galeano.
Cada persona brilla con luz propia
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales....
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman;
pero arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.
    Mientras tanto,
    me pregunto y no me explico
    qué es esto que me ha pasado:
    como llego la hora aquella,
    como paso aquel pasado,...
    como me aprieta el recuerdo,
    centinela derrotado
    que todo lo ve conmigo,
    insomne siempre a mi lado.

    Que es mi huesped permanente,
    mientras tanto.
    Ya esta aqui octubre. Ha venido
    como si fuera un abrazo
    de blancas nubes revueltas
    que diera al cielo los campos.
    Ya esta octubre aqui otra vez
    poniendo un año a mis años.
    Sola sigo, frente a octubre.
    Mientras tanto.
    Rafael de Penagos

viernes, 25 de septiembre de 2015

Cuando cierras los ojos
tus párpados son aire.
Me arrebatan:
me doy contigo, adentro.

No se ve nada, no
se oye nada. Me sobran
los ojos y los labios,
en este mundo tuyo.
Para sentirte a ti
no sirven
los sentidos de siempre,
usados con los otros.
Hay que esperar los nuevos.
Se anda a tu lado
sordamente, en lo oscuro,
tropezando en acasos,
en vísperas; hundiéndose
hacia arriba
con un gran peso de alas.
Cuando vuelves a abrir
los ojos, yo me vuelvo
afuera, ciego ya,
tropezando también,
sin ver, tampoco, aquí.
Sin saber más vivir
ni en el otro, en el tuyo,
ni en este
mundo descolorido
en donde yo vivía.
Inútil, desvalido
entre los dos.
Yendo, viniendo
de uno a otro
cuando tú quieres,
cuando abres, cuando cierras
los párpados, los ojos.
 Pedro Salinas
¡Si me llamaras, sí;
si me llamaras!

Lo dejaría todo,
todo lo tiraría;
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí; si me llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: "No te vayas."

          (Pedro Salinas, de La voz a ti debida, 1933)

[

jueves, 24 de septiembre de 2015

    ¡Quién retiene al amor cuando se aleja! Jacinto Benavente (Poeta Español)
    Tanto es mi amor, por todos mis amores,
    que en el jardín de la existencia mía
    a verlas... marchitarse día a día
    preferí siempre deshojar sus flores.

    Cuanto más encendidos sus colores
    mueran en su triunfante lozanía,
    más triste que la muerte es la agonía
    de un amor entre dudas y temores.
    Triste fin de un amor, cuando engañoso
    quiere fingir que a su pesar nos deja,
    y más ofende, cuanto más piadoso.
    ¿Y qué logrará la importuna queja
    del ofendido corazón celoso?
    ¡Quién retiene al amor… cuando se aleja!
Tablas, plumas y máquinas,
todo a multiplicar,
caricia por caricia,
abrazo por volcán.
Hay que cansar los números.
Que cuenten sin parar,
que se embriaguen contando,
y que no sepan ya
cuál de ellos será el último:
¡qué vivir sin final!
Que un gran tropel de ceros
asalte nuestras dichas
esbeltas, al pasar,
y las lleve a su cima.
Que se rompan las cifras,
sin poder calcular
ni el tiempo ni los besos.
Y al otro lado ya
de cómputos, de sinos,
entregamos a ciegas
—¡exceso, qué penúltimo!—
a un gran fondo azaroso
que irresistiblemente
está
cantándonos a gritos
fúlgidos de futuro:
«Eso no es nada, aún.
Buscaos bien, hay más.»
Poned señales altas,
maravillas, luceros;
que se vea muy bien
que es aquí, que está todo
queriendo recibirla.
Porque puede venir.
Hoy o mañana, o dentro
de mil años, o el día
penúltimo del mundo.
Y todo
tiene que estar tan llano
como la larga espera.
Aunque sé que es inútil.
Que es juego mío, todo,
el esperarla así
como a soplo o a brisa,
temiendo que tropiece.
Porque cuando ella venga
desatada, implacable,
para llegar a mí,
murallas, nombres, tiempos,
se quebrarían todos,
deshechos, traspasados
irresistiblemente
por el gran vendaval
de su amor, ya presencia.
Pedro Salinas 
    Para vivir no quiero
    islas, palacios, torres.
    ¡Qué alegría más alta:...
    vivir en los pronombres!

    Quítate ya los trajes,
    las señas, los retratos;
    yo no te quiero así,
    disfrazada de otra,
    hija siempre de algo.
    Te quiero pura, libre,
    irreductible: tú.
    Sé que cuando te llame
    entre todas las gentes
    del mundo,
    sólo tú serás tú.
    Y cuando me preguntes
    quién es el que te llama,
    el que te quiere suya,
    enterraré los nombres,
    los rótulos, la historia.
    Iré rompiendo todo
    lo que encima me echaron
    desde antes de nacer.
    Y vuelto ya al anónimo
    eterno del desnudo,
    de la piedra, del mundo,
    te diré:
    “Yo te quiero, soy yo.”
    Y sin más, me voy a dormir, porque la vida sigue. Y mañana volverá la contaminación. Volverá la globalización total. Volverá la difuminación de lo diferente. Volverá lo esperado. Volverá la monotonía.
    Pedro Salinas
    Qué difícil saber a dónde hiere
    un no! Inocentemente
    sale de labios puros un no puro;
    sin mancha ni querencia
    de herir, va por el aire....
    Pero el aire está lleno
    de esperanzas en vuelo, las encuentra
    y las traspasa por las alas tiernas
    su inmensa fuerza ciega, sin querer,
    y las deja sin vida y va a clavarse
    en ese techo azul que nos pintamos
    y abre una grieta allí.
    Pedro Salinas
    Tanto que yo te busqué
    y tanto que no te hallaba,
    que al cabo me acostumbré
    a andar con tanto de nada.
    Cuánto nos puede curar el amor,...
    cuánto renace de tu mirada.

    Te conozco,
    te conozco desde siempre, desde lejos
    Te conozco,
    te conozco como a un sueño bueno y viejo.
    Es por eso que te toco y te conozco.
    El lago parece mar,
    el viento sirve de abrigo:
    Todo se vuelve a inventar
    si lo comparto contigo.
    La única prisa es la del corazón
    la única ofensa, tener testigos.
    Silvio Rodriguez
Mis ojos, noche y estrella,
se ahogan en mi silencio
y la espuma de mi boca
es un mar grande y sediento.
Soy una flor que cautiva,
donde le falta tu beso.
Los pájaros de garganta
vuelan en mi desconcierto
y le están clavando flechas
en páramo de mi pecho.
Desnuda piel sin alero,
sólo canto de mi palma,
está pidiendo mi vientre
copos de tu luna clara.

C.ROMÁN..( © Derechos Reservados )
    Everness... Jorge Luis Borges.
    Sólo una cosa no hay. Es el olvido
    Dios que salva el metal salva la escoria
    y cifra en Su profética memoria...
    las lunas que serán y las que han sido.

    Ya todo está. Los miles de reflejos
    que entre los dos crepúsculos del día
    tu rostro fue dejando en los espejos
    y los que irá dejando todavía.
    y todo es una parte del diverso
    cristal de esa memoria, el universo;
    no tienen fin sus arduos corredores
    y las puertas se cierran a tu paso;
    sólo del otro lado del ocaso
    verás los Arquetipos y Esplendores.
    Publicado por Pilar Lucero Ramirez

martes, 22 de septiembre de 2015

¡Qué día sin pecado!
La espuma, hora tras hora,
infatigablemente
fue blanca, blanca, blanca.
Inocentes materias,...
Los cuerpos y las rocas …
aun no se conocían
La conciencia y la sombra
se tendía la mano
coger una piedra
una nube, una flor,
un ala….
volver la cabeza
ni mirar a lo lejos
aquel día supimos
tú y yo. No nos hacia
falta. Besarnos si.
Pero con unos labios
tan lejos de su causa,
que lo estrenaban todo,
beso, amor, al besarse ,
sin tener que pedir
perdón a nadie, a nada

 Pedro Salinas 
    Mi niño,
    gota intacta de azúcar en sueño,
    he cruzado el umbral donde el ángel
    ...
    resguarda tu frente ya en calma.
    Tú eres el trigo que nutre mi dicha,
    la nata del juego, la miel de inocencia.
    Es tu ropaje un juguete de paz que
    dispara sonrisas.
    Beso tu frente y altero el respiro en que
    crecen tus sueños. Quiero sembrar una
    gota de luz en tus párpados quietos, sí,
    quiero alumbrar tu mejilla silente de un
    beso de soles.
    Duermes, duermes y entonces despiertan
    tus sueños, tus risas, tus frágiles manos.
    Todo es descanso en tu boca pequeña,
    tanta sonrisa no alcanza a contarse con
    tantas estrellas que abrigan tu vida.
    Duermes azul como un libro de cuentos,
    duermes y cada cabello despierta a bailar
    con tu aroma de risa.
    Hoy fui severo contigo, llegaste feliz a
    contarme que el viento no puede mirarse.
    Yo dije que sí revolviendo tu idea,
    y de nuevo dijiste que no, que eso no era
    posible, que fue tu maestra quien dijo muy
    firme que el viento no puede mirarse,
    que el viento es tan sólo una ráfaga etérea
    y que sólo se observan las cosas que toca.
    Quiero pedirte perdón porque en ese momento
    abordé el tren de adulto y perdí de explicarte
    que el viento es la espuma de un mar de
    palomas, palomas pequeñas así como el polvo,
    palomas que juegan y mecen las ramas,
    palomas que limpian el frágil cuaderno
    que flota en el aire.
    Me olvidé de decirte que el viento es el auto
    en que viajan los sueños, y que el claro chofer
    que conduce el carruaje ha elegido el color de
    una rosa en la luna. Me olvidé de decirte que el
    viento se observa a través de un cristal que
    se esconde en los libros. Me olvidé de decirte
    que hay una palabra que pone en tus ojos las
    gafas más tersas. Con ellas contemplas el centro
    del mundo, el hilo de añil que sostiene la
    estrella, la boca del viento, los magos que habitan
    allá tras la noche.
    Sabrás al amar las palabras que existe un lunar en
    los labios solares, que el mar sabe hablar los
    idiomas del cielo, que el átomo acoge una casa
    pequeña en que habitan los ríos.
    Sabrás defenderte de insípidos rostros que nada
    han sembrado.
    Sabrás que a lo lejos existe una niña que sueña
    volar en su escoba encantada.
    Esa palabra tendrás que aprenderla al sentir la
    mirada que asoma a tus ojos.
    Y una vez que esa palabra, la palabra poesía, se
    hospede en tu sangre ya no dudarás del cirquero
    del viento.
    Y cuando te digan que el número cero no tiene
    un amigo no asientes tu rostro, alza tu voz y
    declara que ahí, en la esfera de leche se encuentra
    flotando una rosa violeta, una rosa lunar donde
    el tiempo pasado descalza sus pies y recuesta su
    cuerpo en un tibio rincón de un sofá anaranjado.
    Fausto Vonbonek

lunes, 21 de septiembre de 2015

Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad ...suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido
por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?
Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte.
Hasta mañana.
M. Benedetti.
CÓMO decir de pronto... - Julia PRILUTZKY FARNY- Poesía. 
Como decir de pronto:
tómameENTRE las manos,
...
no me dejes caer. Te necesito:
ACEPTA este milagro.
TenemosQUEAPRENDER a no asombrarnos
de habernos encontrado,
de que la vida pueda estar de pronto
en el silencio o la mirada.
Tenemos que aprender a ser felices,
a no extrañarnos
de tener algo nuestro.
Tenemos que aprender a no temernos
y a no asustarnos
y a estar seguros.
Y a no causarnos daño.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Poema Dolor de Alfonsina Storni


Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
  Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
  Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
  ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar…
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

Poema Alma Desnuda de Alfonsina Storni


Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
El destino cruel sus horas cuenta; ¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha, ¡Sois el alción de la social tormenta! »Yo vi en mis sueños de poeta un día De laurel en mi lira una corona; Hoy triste siento que en la frente mía Un gajo de ciprés se desmorona. »Yo quise alzar el vuelo a las ignotas Fuentes de eterna luz, ¡al infinito! Y hoy en el mundo, con las alas rotas, Cual ave sola en su prisión me agito. »Como una clara estrella vi en mi anhelo Sonreír en mi cielo la esperanz...a. Hoy cubren negras sombras ese cielo, ¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza! »Huyendo el mundo y su incesante ruido, Vengo a esta soledad sombría y honda. Ella por siempre mi último gemido, ¡Mi último canto y mi vergüenza esconda! »Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta, Y del campo inmortal de las ideas El himno del trabajo se levanta Y dice al porvenir: ¡Bendito seas! »¡La indiferencia con su ceño grave Me relega al silencio y al olvido! Pobre y triste poeta ¡Soy un ave Que al fin se muere sin hallar un nido!» Dijo, y rompió la lira melodiosa Do entonaba sus cantos y querellas... Y al cielo levantó la faz llorosa, ¡Y en el cielo brotaban las estrellas! -
Ismael Enrique de Arciniegas
    Cortina de los pilares
    es la enredadera verde.
    ¡Cuál se amontonan pesares
    cuando la ilusión se pierde!
    ...
    ¿Ya olvidaste la canción
    que decía penas hondas?
    De un violín el grato son
    se oía bajo las frondas.
    Suspendida del alar
    lucía mata de flores.
    ¿Ya olvidaste aquel cantar,
    cantar de viejos amores?
    De noche en el corredor
    te hablaba siempre en voz baja.
    ¡Cómo murió nuestro amor!
    ¡Qué triste la noche baja!
    Por el patio van las hojas...
    en sombras está el salón...
    ¡Qué tristes son las congojas
    de un herido corazón!
    Ismal Enrique de Arciniegas

«¡Brinda tú!»me dijeron. Yo callaba
de codos en la mesa,
y ocultando una lágrima, alcé el vaso
y dije con voz trémula:
...
«¡Brindo por el amor que nunca acaba!»
y apuré la cerveza;
y entre cantos y gritos exclamamos:
«¡Por la pasión eterna!».
Y seguimos risueños, charladores,
en nuestra alegre fiesta...
Y allí mi corazón se me moría,
se moría de frío y de tristeza.
Ismael Enrique de Arciniegas

viernes, 18 de septiembre de 2015

    Entre el trino del pájaro
    y el son grave del agua.
    El trino se tenía
    en la frágil garganta;
    la garganta en un bulto...
    de plumas, en la rama;
    y la rama en el aire,
    y el aire, en cielo, en nada.
    El agua iba rompiéndose
    entre piedras. Quebrado
    su fluir misterioso
    en los guijos, clavada
    a su lecho, apoyada
    en la tierra, tocándola
    lloraba
    de tener que tocarla.
    Tu vacilaste: era
    la luz de la mañana.
    Y yo, entre los dos cantos,
    tu elección aguardaba.
    ¿Qué irías a escoger,
    entre el trino del pájaro,
    fugitivo capricho,
    —escaparse, volarse—,
    o los destinos fieles,
    hacia su mar, del agua?
    Pedro Salinas
Aquí en la luz terrestre, en nuestra luz
dos astros, sin pudor
están hechos de nosotros
Antes vivías por el aire, el agua ...
y yo, pobre de mí
sin el menor dolor sé ya las fugas
de algún idioma hundido con la Torre

Cara a cara te miro
y no estás bajo tierra
Tú, que me despertaste
Pulsas el mundo, le arrancas
la espuma, hora tras hora
el paso de tu sangre
que se gana a sí misma
Ni recuerdos nos unen, ni promesas
de tierras que no pisé
Pedro Salinas

jueves, 17 de septiembre de 2015

    ¿Por qué pregunto dónde estás,
    si no estoy ciego.
    si tú no estás ausente?
    Si te veo
    ir y venir,...
    a ti, a tu cuerpo alto
    que se termina en voz,
    como en humo la llama,
    en el aire, impalpable.

    Y te pregunto, sí,
    y te pregunto de qué eres,
    de quién;
    y abres los brazos
    y me enseñas
    la alta imagen de ti
    y me dices que mía.
    Y te pregunto, siempre.
    Pedro Salinas
    RAZON DE AMOR. Pedro Salinas
    Lo que nos queda palpita
    en lo mismo que nos damos.
    ¡Darte, darte, darnos, darse !
    No cerrar nunca las manos....
    No se agotaran las dichas,
    ni los besos, ni los años,
    si no las cierras. ¿ No sientes
    la gran riqueza de dar?
    La vida
    nos la ganaremos siempre,
    entregandome, entregandote.
    Pedro Salinas
    José Hierro (Poeta español)
    Me da pena pensar que algún día querré ver de nuevo este espacio,
    tornar a este instante.
    Me da pena soñarme rompiendo mis alas...
    contra muros que se alzan e impiden que pueda volver a encontrarme.

    Estas ramas en flor que palpitan y rompen alegres
    la apariencia tranquila del aire,
    esas olas que mojan mis pies de crujiente hermosura,
    el muchacho que guarda en su frente la luz de la tarde,
    ese blanco pañuelo caído tal vez de unas manos,
    cuando ya no esperaban que un beso de amor las rozase...
    Me da pena mirar estas cosas, querer estas cosas, guardar estas cosas.
    Me da pena soñarme volviendo a buscarlas, volviendo a buscarme,
    poblando otra tarde como ésta de ramas que guarde en mi alma,
    aprendiendo en mí mismo que un sueño no puede volver otra vez a soñarse.
    PRESENCIA… Eduardo Gregorio (Mendoza, Argentina)
    Acércate esta tarde, está nublado…
    Sabores diferentes se disputan el tiempo.
    Hay como lluvia que está cayendo cerca ...
    y vale más que nada tu recuerdo.

    Acércate esta tarde, que está quieta
    bajo el rumor lejano de los truenos.
    Acércate,
    de todos modos ya has venido.
    Estás en esta mezcla de nubes, lluvia y viento,
    dejando tu morada solitaria de ausencia,
    trayendo tu presencia de nostalgia y silencio.
    Afuera hay una tarde que llueve más que lluvia
    y vale más que nada tu recuerdo.
SALIVA
Me revuelve las tripas esta manía mía de quedarme
acorazada,
colgada de la noche,...
enredada en las estrellas,
con la luna en mis pupilas
y en mis manos nada,
esclava del día,
viviendo en mi cabeza,
rehusando a sentir,
rimando estrategias que me traigan a la tierra,
volando a mi pecho sin plan de vuelo.
Me cabrea esta maldita costumbre
de no querer escuchar, entender, hacer,
de tener tanto miedo a que sea cierta
cualquier cosa que deseo de veras,
sobretodo esa que ocupa
cien mil hectáreas por metro cuadrado de mi sangre.
No soy más que saliva a la espera de tus labios.

Teresa Delgado © 2015

miércoles, 16 de septiembre de 2015

que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad transmisible es que camino
sin mis pasos, con otros
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, habo.
Que hay otro ser, por el que miro el mundo,
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y sé que también me quiere con su voz.
La vida - ¡qué transporte ya! -, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era solo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser de la no muerte.
Pedro Salinas

Si esperas en tu puesto sin fatiga en la espera .
Si engañado , no engañas.
Si no tienes mas odio que el odio que te tengan.
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres.
Si al hablar no exageras lo que sabes y tienes.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropizas con el triunfo, si llega tu derrota
y a los dos impostores los tratas de igual forma ,.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan
aun despues de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo aunque no quede nada,
porque tú lo deseas , y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.
Si marchas ENTRE reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte una herida.
Si todos te RECLAMAN y ni uno te precisa.
S llenas el minuto inexorable y cierto
de sesenta segundos que te lleven al cielo..
todo lo de esta tierra será de tu DOMINIO,
y mucho mas aún....
serás hombre hijo mío .
Rudyard Kipling.

martes, 15 de septiembre de 2015

    Peso poco en tu vida, casi nada,
    como un leve rumor, como una brisa,
    como un sorbo de fresca limonada
    bebido sin calor y a toda prisa.
    ...
    No adelanto el compás de tu pisada,
    ni distraigo la salve de tu misa,
    y en tu frente de nardo desvelado
    no llego ni a recuerdo ni a sonrisa.
    Y en cambio tú eres todo, mi locura,
    mi monte, mi canción, mi mar templado,
    el pulso de mi sangre, la llanura
    donde duermo sin sueño ni pecado,
    y el andamio en que apoyo con ternura
    este amor que nació ya fracasado.
    Rafael de León
Encuentro
Me tropecé contigo en primavera,
una tarde de sol, delgada y fina,
y fuiste en mi espalda enredadera,...
y en mi cintura, lazo y serpentina.

Me diste la blandura de tu cera,
y yo te di la sal de mi salina.
Y navegamos juntos, sin bandera,
por el mar de la rosa y de la espina.
Y después, a morir, a ser dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la gente....
Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
dos cinturas, dos bocas enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo puente.
Rafael de León
    Camino lentamente por la senda de acacias,
    me perfuman las manos sus pétalos de nieve,
    mis cabellos se inquietan bajo céfiro leve
    y el alma es como espuma de las aristocracias.
    ...
    Genio bueno: este día conmigo te congracias,
    apenas un suspiro me torna eterna y breve...
    ¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve?
    En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias.
    Es que anoche tus manos, en mis manos de fuego,
    dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego,
    llenóseme la boca de mieles perfumadas.
    Tan frescas que en la limpia madrugada de Estío
    mucho temo volverme corriendo al caserío
    prendidas en mis labios mariposas doradas.
     Tu dulzura - Poemas de Alfonsina Storni 
    Muchacha, estrella nuestra, amor en todas partes,
    los poetas cantamos para tu pie desnudo,
    para tu sangre diaria,
    porque somos la vida y esa sonrisa tuya,
    nada más que la vida,...
    la vida y tú,
    muchacha. . .
    Armando Tejada Gómez

lunes, 14 de septiembre de 2015

Los Duendes
por Jorge Sosa
Los duendes no se esconcen,
no saben esconderse,
no podrían hacerlo.
Son dueños de las luces, los ojos, las sonrisas.
Son solcitos de noche,
semillas de infinito
que amanecen de ocaso y se acuestan al alba,
cuando el amor se queda a soñar con amor.
Después vienen los otros,
los duendes de los días,
después vienen los niños.
Ocurre que tanto
ser serios y ser tristes,
adustos y formales hasta en el optimismo,
nos vamos olvidando de ver y no los vemos,
nos vamos olvidando de ser y no sentimos
nos vamos olvidando de la piel vibradora,
la lágrimas que salta, (vidrierita del amla),
el beso y el abrazo,
el silencio con vuelo,
el grito que se escapa de tanto ser suspiro,
la locura del verso
y el canto primitivo.
Nos vamos olvidando
de ser nosotros mismos.
Los duendes no se esconden.
El asunto es sencillo:
no sabemos hallarlos,
nos cuesta la inocencia,
nos fallan los sentidos.
Pero están,
están todos:
el duende de la magia (el que arrastra la luna),
el duende de los cantos (el que afina los grillos),
el del amor travieso,
el del agua y las flores,
el viajero del viento (señor de los molinos),
el que cuenta los cuentos,
el que alienta los miedos,
el que baila en el vino,
el que inventa los hijos.
Están
y nos esperan.
Dicen algunos locos, soñadores, poetas,
que algunos pocos locos, soñadores, poetas,
han logrado reunirlos.


CASNATI, LUIS RICARDO
AMOR Y DESAMOR
¿Lo dijiste o lo soñé?
Ya no lo sé.
...
Sólo sé que hicimos juntos
un hilito del querer.
Tú pusiste toda el agua.
Yo puse toda la sed.
Y nos fuimos vida arriba
a morir o a florecer.
Eras de damasco y luna;
Yo, sólo lo que se ve.
¡Cuánto besó nuestro beso
la luz del amanecer!
Que atestig�e el sol naciente,
ese hidalgo moscatel.
Pero el amor se fue hondo
y no pudiste hacer pie.
Yo y mi amor de mar adentro.
Tú y tu barco de papel.
Luego de tu sí redondo,
fuiste de quizá y tal vez.
Mi corazón quedó ciego
cuando me dijiste que...
¿Lo dijiste o lo soñé?
Ya no lo sé.
Ver más
¡Mírela cómo anda!
Si parece que el niño la contagia
y es una niña
con otro niño adentro.
 
Sementera morena,
piel que se estira,
barriguita que crece todos los días.
 
¡Mírela cómo anda!
Si parece que el niño le diera alas.
Aletea en la casa muy torpemente
con un ala en los labios
y otra en el vientre.
 
Le ha crecido una vida
adentro de su vida,
ya el cuerpo no es de ella,
ni de mis caricias.
Si se enoja
vale por dos su enojo.
Si llora se duplica el dolor de sus ojos.
Le ha crecido una vida adentro de su vida,
cintura para abajo,
ya es compartida.
 
Yo la miro y me digo:
-¿Cómo puede el amor sumarse tanto?
Es un exceso.
Ella es mi todo y encima
me guarda un hijo adentro.
Yo la miro y me fijo
en mis dos brazos
y me digo: - Son pocos
para tamaño abrazo.
 
Sementera morena
piel que se estira,
barriguita que crece
todos los días.
 
Allá cuando noviembre
nos acerque el verano
seremos tres en casa.
No habrá noches entonces,
no habrá ninguna.
¿Cómo puede haber noche
con un sol en la cuna?
 
Allá cuando noviembre,
cuando el verano,
ella tendrá el futuro
entre sus manos.
 
¡Mírela usted cómo anda
si parece que el niño le diera alas!
 
A veces cuando duermo
prepara su ternura
y practica conmigo
las canciones de cuna.
 
Yo no le digo nada.
¿Para qué hacerlo?
Si soy también un niño
que está creciendo.
 
Sementera morena
piel que se estira,
barriguita que crece
todos los días.
 
¡Mírela cómo anda! 
Si usted la ve, 
en mi nombre,
dígale gracias.
Jorge Sosa